La oración
que no tenga origen en el corazón de Dios no es respondida.
Pedís, y no
recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. (Stg. 4: 3)
La actitud
del corazón a la hora de interceder es el reflejo de la comunión con Dios, porque
la oración que es respondida, sale de las entrañas de Dios y jamás de los
sentimientos de los hombres. Debemos tener en cuenta que esto se debe a la
inclinación natural que tenemos de querer obtener beneficios personales y
aunque no está descartada la intercesión personal, el intercesor como tal,
siempre está expresando el anhelo de que
otros sean alcanzados por las bendiciones del Eterno Señor.
Nuestra
propensión a querer acaparar el beneficio personal y del entorno (familia,
amigos conocidos o simpatizantes) hace que la oración tome un matiz
preferencial y esa actitud esta en oposición con la voluntad de Dios en un alto
porcentaje. Solo basta por recordar las enseñanzas de Jesucristo al respecto: pero
yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen. (Lc. 5: 44) ¿En donde
aparece aquí que la oración es solo para beneficio personal?
De todas
maneras la oración es para beneficio de todos y ella lleva implícito el sello
de Dios que es el más grande y seguro benefactor que tiene la humanidad, aunque
la mayoría no lo sepa o lo rechace.
Podemos orar
por nosotros mismos y es completamente valido, pero toda oración sale de la
voluntad misericordiosa de Dios, que usa al Espíritu Santo como enlace perfecto
para hacernos conocer el sentir del Padre, transmitirlo al espíritu humano y así
darnos a conocer que oración quiere Dios que hagamos, para El hacer su santa
Voluntad. El Espíritu escudriña todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios (1cor. 2:10), queda claro
que la relación del intercesor con su Hacedor resulta de primordial
importancia, porque si no es buena, no podrá haber comunión íntima, que se hace
evidente por medio de la oración.
Quien ora en comunión con El Espíritu Santo, está
en la presencia del Dios Omnipotente.
Por el
pastor: Fernando Zuleta Vallejo.