miércoles, 24 de julio de 2013

LA INDIFERENCIA

                 

Un hombre anciano y con signos visibles de tener una mala locomoción, busca la manera de abordar el transporte que  lo llevara al lugar que el ha determinado, trata infructuosamente de asirse del pasamano para subir, pero sus achaques físicos por la edad y seguramente las enfermedades que han deteriorado drasticamente su capacidad de movimientos impiden que logre su objetivo. 

hay personas dentro y fuera del auto-bus siendo testigos del drama del abuelo, pero ninguna se anima a prestarle el auxilio necesario, el conductor un energúmeno de unos 1,85  metros de estatura y algunos 120 kilos de masa corporal, dando marcha al vehículo, casi arrollando al anciano, exclama mal humorado ¡que hace un viejo así andando solo y haciéndole perder tiempo a uno!

Nadie absolutamente se siente aludido, ni hay el mas leve reclamo por la conducta troglodita del chófer de marras, solo algunos se acomodan al criterio del cavernicola conductor diciendo: verdad que un viejo así no debe de andar solo.

Observando este espectáculo grotesco y la indiferencia impávida de los presentes me acerco al depauperado anciano, iniciando una conversación al preguntarle ¿abuelo hacia donde va? ¡ay mijo! responde con alguna dificultad para comunicarse, voy al asilo de la colonia, en ese caso, yo lo llevo, tengo mi carro aquí cerca, solo espéreme unos instantes para traerlo ¿le parece?, mirando a mi al rededor vi un guacal de tomate vació y tomándolo lo puse al lado del improvisado amigo, para que lo usara como silla, mientras regresaba, así en menos de lo que canta un gallo me dirigía al ancianato con el inesperado pasajero, averigüé que se llamaba Jeremías Campo, que tenia la friolera de 92 años, gocho de nacimiento, viudo y con hijos, pero que ninguno se hacia cargo de el, porque según ellos no tenían los medios económicos para sostenerlo, ¿pero seguramente lo visitan periódicamente y están pendientes inquirí, su respuesta, me causa tanta tristeza y dolor, que me reprendí a mi mismo diciendo para mis adentros ¡eso consigo por estar preguntando lo que no debo!. No  me dejaron hace siete años y desde entonces no se nada de ellos y  lo mas seguro es que terminare mi vida solo y olvidado. Respondió, con evidente amargura  y notoria carga nostálgica en sus palabras.

Se acabo la condescendencia, se termino la bondad, fue eliminada la misericordia y llego a su trágico final el sentido de humanidad ¿quienes somos? nos hemos convertido en seres sin afecto natural, nuestro corazón adquirió la dureza del granito y los sentimientos se eliminaron de la mente. ¿que ha hecho el sistema del tiempo moderno con los sentimientos de los seres humanos? nos han despojado del calor de la hermandad, se ha quitado el sentido de la dependencia mutua, y ha aniquilado todo rastro de reciprocidad. ¿hacia donde vamos? a la desnaturalizacion total del hombre, ha adquirir la frialdad de las maquinas y convivir por necesidad pero sin importarnos lo mas mínimo, que zapatos usa mi prójimo.

El único que humaniza al hombre es Dios, por eso se hizo hombre y solo creyendo en El y aceptando su plan de transformación, podemos cambiar la manera de pensar, actuar y vivir.Es tu decisión.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.













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