CANCHILAS Y EL LEÓN PONCIO.
Canchilas siempre fue intrépido aventurero, y entre sus connotadas hazañas se cuenta la del formidable escape de las garras del terrorífico león poncio, en las sabanas de Uganda donde estuvo de zafarí y allí en esas llanuras impresionantes y misteriosas pusieron su campamento base pero el siempre zamarro y taimado, al segundo día sin avisar, para no ser disuadido de emprender una odisea solitario en esas peligrosas y exuberantes praderas, antes de que alguno se diera por aludido, en al inicio de la aurora, tomo su bolso de campaña, acomodo sus macundales, machete al cinto y rifle en mano y sin ruido perceptible se deslizo como los pitones adentrándose con peligro inminente en tan basto territorio pleno de misterios y situaciones ignoradas. Como el mismo dijo después: tenia entre ceja y ceja cumplir uno de mis mas caros sueños y vaya que resulto caro, de no ser por su gran imaginación y desenfado le hubiera costado la vida.
Sin tener una metodología para explorar en solitario, ni plan de escapa ante una posible eventualidad, creyó que con el poderoso rifle de 20 tiros, era invencible, acostumbrado en su infancia y juventud a las rudimentarias escopetas de fistol de un solo disparo y a necesitar 30 minutos para cargar de nuevo, disponer de esta fabulosa arma semi-automática, era como haber peleado en la guerra con granadas de mano y ahora disponer de aviones de combate, una diferencia tan abismal como la del cielo a la tierra.
Se sentía poderoso e infalible y ante esa vana presunción acomete tan osada y peligrosa aventura, las armas tienen el poder de envalentonar y de hacer temerarios a los individuos, les obnubilan los sentidos y los empujan a decisiones revestidas de riesgos increíbles.
Pensando mas en la inmortalidad del cangrejo, que en la tenebrosa realidad que estaba creando en el presente, con paso enérgico y desafiante se introdujo en terrenos engañosos, llenos de sorpresas inimaginables.
Cuando comenzaron a desperezarse en el campamento, se hizo el desayuno y al filo de las 9 am, es que se dan cuenta que canchilas no esta por ninguna parte, para ese momento les lleva casi 4 horas de ventaja, algún profeta del desastre y de negros pensamientos insinuó que pudo haber sido la cena de un león que merodeo en los contornos esa noche. Se hizo una reunión extraordinaria y después de debatir, razones o causas de su ausencia, deciden salir a buscarlo y dividiéndose en 4 grupos de 10 personas, cada uno toma dirección distinta, porque no se encontró la manera de saberse a ciencia cierta hacia que punto cardinal marcho.
Mientras el solitario e improvisado explorador deambula sin ton ni son y solo guiado por los impulsos de su corazón se confunde en aquella maraña indescifrable y atina a pasar por una extraña elevación rocosa de donde de una altura de unos 6 metros cae un magnifico chorro de agua, situación que aprovecha canchilas para saciar la sed, llenar su cantimplora y refrescar la temperatura de su cuerpo, no sabia que este fortuito descubrimiento le salvaría la vida momentos mas tarde.
Después de descansar y reparar fuerzas y de seguro haber echado un sueño en tan acogedor lugar, escucha la batahola que se libra muy cercana al lugar y aguzado por la curiosidad, mas que el espíritu de investigador comienza a avanzar al lugar del raro acontecimiento, pero como inexperto en estas lides y novato en estas especiales tierras camina sin la mínima seguridad requerida, ajeno por completo a lo que le depararía su falta de entendimiento y conocimiento de estos peculiares lugares.
Cuando a recorrido algunos escasos 30 metros, lo que se encuentra delante de sus sorprendidos ojos lo deja sin aliento, allí se habría un claro, donde 60 metros adelante una manada de leones comandada por el gran cacao del grupo, el león poncio, habían sometido a un ñu azul y estaban disfrutando del festín.
Canchilas no había tomado ninguna precaución y súbitamente se encuentra al frente de esta feroz y mortal manada y preciso en una situación que ellos detestan, ser interrumpidos, como es la hora sagrada del almuerzo, cuando el se frena por instinto para evitar el peligroso encuentro, es demasiado tarde a quedado expuesto ante la mirada fulminante de tan voraces depredadores y sin previo aviso el león poncio se levanta enhiesto sobre sus poderosas patas y con un rugido que hiela sangre, arremete en velos carrera contra el intruso que intentaba interrumpir su festín; canchilas tiene arrestos y con la celeridad que amerita la situación, apunta y acciona repetidamente su arma salvadora, para su desazón ningún proyectil funciona y viendo que la velocidad del felino, era mas aterradora que impresionante, se da media vuelta y con todo su organismo acicateado por la adrenalina, corre como el viento en dirección a aquel chorro de agua que representa su salvación, llega con alguna ventaja sobre su terrible perseguidor y como no hay alternativa escala con rápidos y compulsivos movimientos chorro arriba y justo cuando cuando esta en la cima llega poncio, que no ha perdido de vista ninguno de los movimientos de su victima y lo emula en este novedoso escape subiendo por el chorro en idéntica forma y cuando ya a alcanzado unos 5 metros y casi a un zarpaso de su presa, la inventiva de canchilas se pone de manifiesto, sacando su machete y cortando abruptamente el chorro de agua, ocasionando la caída dolorosa y estrepitosa de poncio sobre el duro suelo, fue tan fuerte el golpe que después que se restableció el chorro no quiso intentar de nuevo otro ataque, sino que al poco rato se alejo adolorido y rengueando al lugar de la comilona.
¿y que paso con canchilas? se quedo en ese lugar seguro, sin atreverse a seguir desafiando lo desconocido, hasta ya casi que en penumbras una de las comisiones lo encontró y lo regreso a la seguridad del campamento.
¡Eso no se lo cree ni micia escopeta,espeto uno de los que escuchaba embelesado el relato. A lo que el cuentista replico, es solo un cuento y un cuento es un cuento.