No son las sombras las que hacen lúgubre el camino,
sino los malos pensamientos los que lo obscurecen.
La mente no anda en tinieblas porque no hay luz,
Sino porque está atiborrada de ideas tenebrosas.
Los muertos no sienten el tétrico frio de la muerte,
Los vivos son los que perciben el hielo de los sepulcros,
El que fenece no tiene memoria del pasado terrenal,
El que vive es el que siente en carne viva su ausencia,
No hay pensamientos, ni sentimientos en los muertos,
Es en los vivos en quien está el padecimiento y el dolor
De haber perdido al que su alma y espíritu amaba.
En la tumba no hay dolor, está en el corazón del deudo.
Los muertos no claman, ni se angustian por los vivos
Son los vivos los que
lamentan la ausencia del ser querido.
En el interior de los mausoleos no se oye llanto, ni
quejidos
Es en el corazón donde se escucha el lamento por el ser
perdido.
Los cuerpos yertos ya no sienten, ya no sufren,
Mas las almas de los vivos padecen por la ida del amado.
Sino sientes ni padeces estas en el inframundo de los
muertos
Si tienes emociones estas peregrinando conmigo amigo mío.
Por las sendas a veces frías a veces cálidas, de nuevas
mañanas
Que anuncian días sombríos
o llenos de refulgente luz.
Por el pastor:
Fernando Zuleta Vallejo