jueves, 27 de febrero de 2014

EN POS DE LA PAZ


Anuar el- Sadat presidente de Egipto en una de sus arengas a su nación, lleno de ira e indignación contra el pueblo judío, prometió a su país arrojar al mar y ahogar a todos los israelitas. Años más tarde se dio cuenta que sus deseos eran irrealizables y decidió negociar la paz, apersonándose  en el corazón del gobierno hebreo (la kneset) la asamblea judía, donde expuso su propuesta de paz ante sus más acérrimos y encarnizados enemigos, abriendo el camino para firmar la paz. Poco después en Camp David, teniendo a Jimmy Carter como mediador, firmo conjuntamente con su par israelita Menahem Begim, lo que pudiera muy bien ser llamado “la paz imposible” y después de 35 años permanece vigente e inalterable.

Si enemigos con milenios de antagonismo pudieron vencer sus naturales antipatías y posiciones a ultranza, cediendo cada uno en beneficio de sus naciones y el mundo,  será posible que la historia, nuestra descendencia y el universo nos condene porque el egoísmo y la falta de afecto natural  nos impiden ceder ante posiciones políticas y por el bienestar  de una nación entera pongamos a un lado los interese personales dando paso a la conveniencia colectiva.

Pacemos a la historia como el pueblo que triunfo por obtener la paz, no por el que se auto-destruyo por obcecado y sin sentido común.

La paz es el resultado de tolerar las diferencias y aceptar a otros incondicionalmente, porque seguramente será imposible que los demás hagan todo lo que queramos, sin reclamar, opinar o disentir, en muchos casos las amistades son absorbentes y manipuladoras y quieren que rompamos lasos con otros por el hecho de tales o cuales personas no son de su agrado y llaman a esto deslealtad o simplemente dan un ultimátum o son ellos o nosotros, bajo estas condiciones no se puede tener paz, con quienes exigen trato preferencial o exclusivo y pretenden estar por encima de los demás mortales.

La paz es un tratado en igualdad de condiciones, porque una paz condicionada, simplemente es un sometimiento disimulado y ladino.

Quien quiere la paz dará paso a los pensamientos e ideas de sus contrincantes y tendrá la capacidad de reconocer lo importante que aportan en su consecución, ejecución y realización total.

La paz deja de ser un argumento de algunos, para convertirse en una necesidad de todos, cuando se han pasado los linderos del equilibrio y nos inclinamos peligrosamente por el sendero de la violencia defendiendo parcelas partidistas, cuando la defensa es de la nación entera sin distinciones de ninguna naturaleza y menos de la nauseabunda política.

Las necesidades son para suplirse, con lo que es idóneo para ello, no podemos calmar el hambre, asegurándole al que la padece que es rico, el lo que necesita en ese momento es comida y no cuentos de camino, a esta necesidad básica no es posible someterla con embustes o promesas venideras, porque aunque no quiera pensar en ello, los retortijones de las tripas le recordaran permanentemente que hay necesidad de alimento y no habrá manera de impedir su reclamo insistente.

La paz reclama dejar las poses estereotipadas y las recalcitrantes defensas de las trincheras del odio y la pretendida superioridad de nuestras ideas, no somos superiores a nadie, nosotros estamos situados en un plano horizontal y solo están en el vertical las estrellas y estas no se ufanan ni reclaman estar por encima de todos los mortales.

Si queremos paz debemos vernos igualitariamente, si queremos paz debemos vivir interdependientes, no fuimos creados ni para someter, ni para estar solos, fuimos hechos en el plano físico, natural y espiritual para servirnos los unos a los otros y de esa manera servir a NUESTRO HACEDOR.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.


jueves, 6 de febrero de 2014

LA DISENSIÓN.



Es un estado donde es evidente perturbación mental y espiritual, ya que la inclinación permanente del individuo es estar en desacuerdo con todo lo que los demás dicen o hacen, esta forma de comportamiento se traduce en una condición de beligerancia permanente que aguza de continuo el ego, que es el que resalta en cada defensa a ultranza de su posición antagónica. 

La disensión no está sola, ella viene acompañada del pérfido egoísmo, por cuanto internamente siempre está alimentando el monstruo de la vanidad, también la asiste la ruindad de la vanagloria, debido a que se sitúa en el pedestal inalcanzable del sabelotodo, al mismo tiempo es impulsado por la nefasta terquedad, impidiéndole obtusamente declinar la posición ante la mas nimia de las discusiones, en este cóctel de vanas presunciones no podría faltar el espíritu beligerante, que es el sello inefable en toda contienda y disensión.

Las ideas todas absolutamente todas, tienen que admitir la discusión, porque ellas van en la escalera donde hay vértices opuestos, unas muy abajo y otras muy arriba, donde existe el antagonismo unas excelentes y otras pésimas, pero que necesariamente hay que ponerlas en el tapete de la opinión pública para que sean rubricadas  o desechadas, es de suponer que las equivocaciones pueden venir de quien las concibe o de quien las rechaza, no podemos esperar que todo lo que hagamos o expresemos tenga aceptación general, pero tampoco repudio universal, el gran problema con el experto en disentir, es que nadie puede superarlo en la apreciación de los hechos, las conclusiones o las opiniones de cualquiera sea el tema  tratado. 

En una oportunidad hablábamos de un asunto que de ninguna manera era de dominio de dos de las tres personas que lo discutíamos, el tercero espero hasta que le dimos la oportunidad de expresarse y dándonos una explicación hábil y sensata del asunto relacionado, remacho con la frase, bueno lo que pasa es están halando con un TSU, en la materia, fin de la discusión.

En otra ocasión hablaba con una hermosa joven y no sé porque razón  llegamos al tema de las patologías, pero ella con una habilidad y destreza increíble me dio unas explicaciones científicas y de alto calibre sobre la materia, sacándome de unos cuantos errores y que por supuesto le agradecí mucho. Finalmente descubrí que era una médica con un posgrado en patología, menos mal que no se me ocurrió contradecirla.

Disentir no es malo, porque ineludiblemente encontraremos cosas en las que jamás estaremos de acuerdo, pero eso es algo muy diferente a contradecir todo lo que los demás digan con el solo propósito de ser camorrero profesional, mayormente sin que nos asista la razón y el buen juicio.

Hay una frase que ha calado en todas las esferas y condiciones de la sociedad y que la usan mucho los expertos en disentir cuando se dan cuenta que su árida y estéril discusión no tiene asidero para sostenerse y recurren a ella como una válvula de escape para no aparecer como derrotados, ella es: Ud. Tiene su verdad, yo tengo la mía. Estamos de acuerdo, cada uno tenemos no una sino muchas verdades, pero hay una única verdad absoluta para todos y se llama: JESUCRISTO, El te dará el equilibrio para aceptarse a ti mismo y a los demás sin contiendas ni disensiones.Es tu elección.

Por el pastor: Fernando Zuleta V.